Mil Millones
(Continuación)
6
Charlotte, Carolina del Norte, verano del 2012.
-¡Uf, este calor cada vez está más insoportable! –Dijo Ethan-. Voy por un vaso de agua fría.
-Todo viene del Señor y a Él vuelve. Debemos aceptar de buen gusto su Santa Voluntad –Le amonestó su padre. El adolescente se hizo el desentendido y salió.
El pastor divagaba mientras miraba hacia el horizonte por la ventana de su estudio. No salía del asombro pese a qué sabía que la Profecía se había cumplido: “La Prostituta, Babilonia (la moderna) caerá…”
Su equivocación consistió en el darle una interpretación literal a la antigua sentencia bíblica. Cómo pudo ser tan tonto, se recriminaba.
Aquel día, hacía menos de una semana, en el refugio de la Guardia Nacional, en el que mientras el militar les informaba sobre la guerra en el Oriente Próximo y las amenazas de un actos terroristas, la Gran Manzana, la capital financiera del mundo era desalojada totalmente por la inundación del mar, quedaría insalvablemente sumergida, como Venecia y muchas otras ciudades costeras. Era lo inevitable, la consecuencia por el derretimiento polar.
-Era de esperarse, New York, Manhattan era la “Nueva Babilonia” de la Profecía, en donde estaba el templo mayor del capitalismo salvaje, la ciudad insignia de Occidente, “la Reina que se había prostituido”… Los enemigos de nuestro país, los que nos detestan y los que nos envidian estarán celebrando –pensaba en voz alta-. Pero así es la historia, siempre se ha odiado a la nación dominante o al imperio más poderoso, y siempre cada época ha tenido el suyo. Entre el siglo XX y el XXI el odiado papel le había correspondido a la gran nación fundada por unos puritanos labradores inmigrantes de Inglaterra y del resto de Europa. ¿Quién le seguiría después? ¿Japón? No, ya su momento pasó y carecen de recursos naturales. ¿Europa, cómo si ni siquiera han logrado la unidad total? ¿China? ¿Tal vez, pero tendrá la fuerza y el liderazgo suficiente ante estos días confusos y caóticos? ¿Surgirá un nuevo imperio donde menos se imaginan?... ¿Era Ethan, su hijo, en verdad un elegido por Dios? –Su cabeza le daba vueltas.
-No quiso el coronel creerle a un muchacho de quince años que alegaba haber soñado, justo momentos antes de que lo despertara con su aparición en el refugio, que la bomba no estallaría en Charlotte sino en Las Vegas, Nevada. ¿Y quién creía hoy en día en sueños proféticos? Sólo él y su familia conocían que en el pasado Ethan había predicho por sueños acontecimientos que en efecto sucedían. Como cuando predijo el fallecimiento de su abuela tres días antes de que un rayo la fulminara; o como cuando soñó que una voz le advertía que su hermana no debía dormir en el ático como acostumbraba y, la noche siguiente haciendo ella caso omiso, al bajar hacia el baño rodó por las escalas y se fracturó un brazo. Todos en la familia aprendieron a no dejar pasar por alto sus sueños, pese a que muchos otros no se cumplieron. ¿Entonces, cómo culpar a quienes no creían en él, si hasta el mismo padre a veces dudaba? –sonrió.
Esa mañana, el teniente coronel llegó hasta la casa del reverendo con el rostro descompuesto. Dándose golpes de pecho les comunicó que se arrepentía hondamente de no haber escuchado a Ethan. Afortunadamente el capitán que lo acompañaba ese día si decidió corregir el error de su comandante, y por si acaso, informó a las agencias de inteligencia.
Todo lo soñado por Ethan fue correcto: “Charlotte” no era el objetivo, sino el nombre del hotel en Las Vegas donde se alojaban los terroristas con la bomba. A quienes capturaron. La bomba como no lograban desactivarla la transportaron rápidamente y estallaron en el desierto, lejos de las zonas habitadas.
Trataba de ordenar sus pensamientos. Con todo lo sucedido más la información confidencial suministrada por el militar, tal vez como desagravio o tal vez esperando obtener más predicciones del “Pequeño Profeta” como lo llamó.
-…Una bomba contra Las Vegas y la otra contra New York –le confió que la interceptada por los sudamericanos, no quiso revelarle de qué país, iba dirigida hacia la metrópoli ya devastada por las aguas del mar-. Una, la capital de la codicia, del juego; la otra, la capital de las vanidades, del dinero. “Ciudades del pecado” para los más extremistas o fanáticos de cualquier religión o iglesia, no necesariamente islámica. Pudo haber sido cualquier grupo ultra radical cristiano o secta ortodoxa judía o locos de la Cienciología, o ciertamente los que mal interpretan las enseñanzas de Mahoma. Un puñado de peligrosos chiflados han convertido a los millones de creyentes de una de las grandes religiones del mundo en sospechosos enemigos de Occidente… Cómo me gustaría recordarles que el Profeta Mohamed, inteligentemente o Iluminado por Dios, tomó lo que consideró mejor del judaísmo que aprendió en Medina, después tomó lo mejor de las enseñanzas sobre el cristianismo del monje Sergio, para luego fusionarlo con lo mejor de las tradiciones y creencias del desierto. El judaísmo y el cristianismo eran las raíces, en parte al menos, del islamismo. ¿Quién en su sano juicio querría cortar las raíces de un inmenso árbol para que este creciera más?
-Sin embargo debo aceptar algo –se dijo-: mi país, la mayoría de mis compatriotas, han caído en la más degradante filosofía del materialismo y en un denigrante estilo de vida. El Dinero se ha convertido en un dios no confeso y el Placer en su religión. Esto es nuestra ruina. ¿En dónde quedó la mística, el respeto, la moral, la laboriosidad y la caballerosidad de nuestros padres y abuelos? ¿A dónde ha ido todo esto que caracterizaba a los estadounidenses que convirtieron este grande país en la primera potencia mundial? La esencia de nuestra gran nación se ha corrompido. ¡Qué tristeza!... ¡Oh, todo está claro, Dios mío! Por supuesto, Jerusalén es una y nada más, por eso perduró hasta nuestros tiempos. En cambio “Babilonias” fueron muchas: A la original creo que le siguió el Egipto de los faraones, luego Grecia, después Roma… No recuerdo otras, eh… ¿España? Más reciente el Imperio Británico y para con la Segunda Guerra Mundial surgir los Estados Unidos… ¡Todas han caído, cada época ha tenido su Babilonia y ninguna ha perdurado! Todas cayeron porque la riqueza y el poder corrompen la moral, y cuando la moral se pierde muere el Estado. Sí eso es. Así que esto trata de mostrar la Profecía, no es un final definitivo del mundo sino el fin de un ciclo en la humanidad, que se repite una y otra vez… Quienes creen que el Libro de las Revelaciones profetiza un final absoluto del mundo, que se acabará pronto, se equivocan. Nada más trata de advertir, que acaba un ciclo para comenzar otro y así sucesivamente. Lo que Juan, el autor, quiso en su tiempo advertir: la caída de Roma algún día y que entonces el mundo cambiaría, como en efecto se dio.
-Papá, te traje un vaso de agua fría –irrumpió Ethan. Entrecerrando sus ojos agregó-: ¿Estás bien? Te veo muy pálido.
7
Primavera del 2016.
El factor Rh (Rhesus) en la sangre humana se convirtió en el enemigo mortal de su poseedor. Las primeras víctimas se registraron en el segundo semestre del 2012. Una palidez intensa y morir a las pocas horas o días, era como si se tratara de una acelerada leucemia voraz, algunas personas parecían más resistentes que otras, pero al final quien manifestaba los síntomas moría tarde o temprano. La aparición de más victimas fue exponencial en todo el mundo, no había patrón geográfico ni de clase alguna, murió más del 70% de la población humana del planeta en menos de dos años. Otro 15% aproximadamente, a los que misteriosamente el antígeno en su sangre no se activó resistieron, pero no más de cuatro años. Así se estima que un 85% de la población total desapareció.
Siempre lo mismo: empalidecían y en pocas horas morían. Sin quejidos ni gritos, porque no había dolor físico en parte alguna del cuerpo. Angustia, miedo, sufrimiento y desconsuelo por la pérdida de tantos seres queridos era lo normal, hasta los niños olvidaron reír. Familias enteras fallecieron. Quienes sobrevivían habían perdido a casi todos sus familiares, algunos no resistieron y recurrieron al suicidio. Bebes quedaban sin padre, madre y hermanos. La gente al caminar o al conducir sus autos debía tener cuidado de no pisar los cadáveres tendidos en la calle… En la Historia ni siquiera las pestes de la Edad Media podían compararse con esta hecatombe.
Algo nuevo en el ambiente tal vez debido a tanta radiación, contaminación, destrucción del ozono, demasiado monóxido de carbono, gases emanados de los volcanes, o a lo mejor la suma de todo lo anterior, activaron estos antígenos como una bomba de tiempo para el cuerpo, pues en cuestión de horas la sangre se disolvía, los linfocitos se multiplicaban con extraordinaria rapidez y anormal crecimiento engullendo a sus primos los glóbulos rojos y demás células del flujo sanguíneo. La palidez era la anunciación de una pronta muerte sin dolor.
Una enfermedad hemolítica sin causa o detonante aparente. Increíble inclusive para los científicos y biólogos, era como si por miles de años los humanos cargamos con un “software” secreto de autodestrucción, hasta que llegó el “usuario” con la clave correcta de activación… ¿O acaso, fue la mano de Dios?
Todo sucedió tan rápido que la Ciencia no alcanzó a desarrollar el antídoto o el remedio a tiempo.
En estos días quedan poquísimos humanos vivos con factor Rh positivo, aislados en laboratorios, algunos voluntariamente y otros no tanto. Ni el sol les permiten ver y el aire que respiran es ultra purificado mezclado con oxigeno, pero siguen muriendo.
Inmunes pues los humanos con factor Rh negativo, independiente del tipo de sangre, complexión física, estado de salud, edad, sexo o raza, parecen ser los destinados a continuar la especie.
Einstein, si viviera, tal vez diría que Dios ha jugado a los dados y éstos fueron los ganadores: Mil millones de humanos, quienes ahora poblaban el planeta Tierra.
8
Ultimo día del año 2012.
Muy pocos tienen ánimo para festejar.
El mundo jamás olvidará este fatídico año. Además de las temperaturas extremas registradas en casi todo el planeta, de las sequías e inundaciones; de los monstruosos huracanes y ciclones en el Atlántico, en el Pacífico y en el Indico; del inexplicable gélido invierno y sofocante verano; por no mencionar los fuertes terremotos y las anormales erupciones volcánicas, y del rápido descongelamiento polar que inundó las costas; el Hombre, la especie dizque responsable de La Tierra, en nombre de sus ideas y creencias utilizó su tecnología en contra suya, en contra de todas las especies incluida la propia.
Primero fue el cruce de misiles nucleares en el Medio Oriente, dejando prácticamente inhabitable por años aquellas sagradas tierras. Luego la bomba nuclear que se tuvo que detonar en el desierto del oeste norteamericano. Y hace menos de tres meses, como si la destructividad fuese contagiosa, una guerra fronteriza entre India y Paquistán en la que no vacilaron en utilizar sus armamentos nucleares… Arruinando el subcontinente de la espiritualidad y de la paz, la tierra de Buda y Gandhi. Parece que no sirvieron sus enseñanzas, como no sirvieron las de Jesús y de Mahoma en la Tierra Santa. “Nadie es profeta en su casa”, bien lo advirtió el Maestro de Galilea hace casi dos mil años.
9
Durham, Carolina del Norte, primavera del 2018.
-Gracias Señor del Universo porque me hiciste generoso para compartir lo que se y lo que me enseñaste, lo que tengo y me diste, aunque no lo merezca. Gracias Padre Santo porque me diste sabiduría para iluminar el camino a otros, aunque no tenga la luz suficiente para mí. Gracias Dios Todopoderoso por la iglesia que me diste, aunque la he construido con egoísmo y vanidad. Gracias Creador nuestro por el don de consejo para guiar a quienes me escuchan, aunque muchos de mis consejos no los sigo. Gracias Maestro Divino por mostrarme los errores y equivocaciones que cometo, sin los cuales no aprendería ni evolucionaría. Gracias Dios Maternal por enseñarme la otra Creación y la otra Vida a través del sueño y la Percepción, aunque no entienda bien. Y Gracias Abba por lo que aún no se ni soy consciente –concluyó Ethan su oración, mientras su hermano lo acompañaba también de rodillas frente al crucifijo de la pequeña sala.
Ethan e Isaac fueron los únicos sobrevivientes en su familia, gracias a no llevar el factor Rhesus. Al igual que los demás ciudadanos estadounidenses, siguiendo instrucciones del gobierno estatal, se reagruparon en pequeñas comunidades, en los pueblos mejor dotados con recursos hídricos, alimentarios e higiénicos, como Durham, Greensboro, Fayetteville, Petersburg y otras poblaciones a lo largo del Roanoke.
Los dos hermanos ocuparon una de las cientos de casas abandonadas, en buenas condiciones, de Durham, ciudad recién elegida como capital del Estado, en sustitución de la evacuada Raleigh.
Ethan, quien todavía no cumplía los 21, se había convertido en uno de los líderes más escuchado de las Carolinas y Virginia, gracias a su reconocido don de la profecía y carismática personalidad pese a su natural timidez. Lo llamaban “Pequeño Profeta”.
Cuando su padre falleció en el 2012 tomó su lugar en la iglesia, su fama atrajo miles de feligreses y curiosos. Ante los calamitosos años siguientes, después de la seguida muerte de su madre y su hermana mayor, reorganizó su iglesia a Durham, la que hoy cuenta con un popular canal de televisión gratuita para todos los estados de la costa sureste. Su hermano Isaac, talentoso y muy simpático orador, no sólo lo apoyaba en todos los sentidos sino que hasta le redactaba los famosos sermones y discursos políticos. Pero las ideas, decisiones y órdenes provenían de Ethan.
Ese domingo, el primero de la florida estación, se disponía a dar su homilía desde el gran templo a todos sus televidentes.
-¿Estás seguro? –preguntó vacilante el imberbe Isaac.
-Así debe ser, lo he soñado. Creo que es un mensaje Divino. Además tiene su sentido –respondió suspirando Ethan.
-Pero a los políticos y militares tal vez no les guste.
-Ya veremos...
Esta historia continúa... en el libro MIL MILLONES, disponible en Amazon.
(Continuará. Cuarta y última entrega: lunes 21 de julio de 2008.)
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