DE
UN TIRO DE REVÓLVER
Por: Abel Carvajal
©Abel Carvajal, 2015. http://librosdeabelcarvajal.blogspot.com.co/
Derechos de autor liberados, artículo de dominio público. Este relato con las imágenes puede reproducirse por cualquier medio incluso con fines comerciales, igualmente queda autorizada por el autor la traducción a otras lenguas y su publicación, pero siempre citando a su autor Abel Carvajal.
Don Abel Carvajal
Múnera, nacido en 1883 en el municipio de Carolina del Príncipe, Departamento de
Antioquia, República de Colombia, contrajo nupcias con doña Magdalena
Botero en los inicios de los años 20. De éste, su segundo matrimonio, nacieron
seis hijos y cinco hijas de las cuales solo tres alcanzaron la edad adulta:
Lucila, María Aluvia y María del Amparo. Mientras que de los varones cinco
sobrepasaron la mayoría de edad.
Abel Carvajal,
negociante de profesión, de 1,66 metros de estatura, de cabellos canos y de
ojos pardos claros, como describen sus señas personales su Tarjeta de Identidad
Nro. 195 de la Unión Postal Universal (Union
Postale Universelle), impresa en español y francés por la Administración de
Correos de la República de Colombia, expedida en Carolina el 6 de febrero de
1933, murió en su casa de Carolina a mediados de 1950. Por lo que él, el tronco
del árbol genealógico de mi familia paterna, todavía vivía en aquella época de
la historia que usted, amable lector, concluirá al leer los siguientes
documentos que escarbando hace poco entre las vetustas cajas que mi tía Lucila,
ya con casi 93 años de edad, tenía guardada en los cajones de su armario.
Para facilitar su
trabajo deductivo como lector, debo mencionar que don Abel enviudó prematuramente
en 1935, pues doña Magdalena Botero murió de una peste de tifo durante lo que
llamaban la dieta del parto de su hijo menor, mi recordado tío Petronio; quien
quedando huérfano siendo apenas un bebé fue encargada su crianza a Lucila, la hermana
mayor, así como la de sus demás hermanos, todos excepto uno menores que ella.
Tarea que asumió con entrega y esmero pese a
su extrema juventud. Por lo que sus hermanas y hermanos siempre la consideraron
una segunda madre y, como apunte curioso, a la fecha en que esto escribo solo
ella y Rafael, uno de sus hermanos menores, viven todavía como un par de
fuertes robles. Longevidad que nos hace especular, a nosotros los sobrinos, que
Lucila no morirá hasta que entierre al último de sus hermanos. Sí, Lucila al
igual que Aluvia y Amparo nunca se casaron, solo tuvieron sobrinos, los hijos
de sus hermanos.
Otro dato importante
a tener en cuenta: Lucila Carvajal Botero nació en Carolina el 13 de septiembre
de 1922.
Así pues esta
encomiable labor de madre sustituta encargada por su padre don Abel, el que tal
vez considerándose desafortunado por haber enviudado dos veces no se volvió a
casar, influyó en la decisión que ella tomó. La que conduce al final de esta
historia implícita en la siguiente correspondencia y recortes de prensa que
transcribo igual a los originales (con solo correcciones a la ortografía), que
anexo al final.
No sobra recordar al
lector el conservadurismo social y tensa calma de la época en Colombia,
mientras en Europa, norte de África y el Pacífico morían millones de personas
por la cruenta Segunda Guerra Mundial.
CARTA
MANUSCRITA
Porcecito enero 17/43
Señorita Doña
Lucila Carvajal
Carolina
Encantadora Lucila: Un
sentimiento y de buena voluntad, ha sido capaz de imponerse al temor que para empezar
la pte. me acompaña, temor basado en mi escasa preparación para semejante
empeño, por ello me anticipo a pedirte mil perdones.
Empezaré por decirle que me he
abstenido de volverla a llamar al teléfono, debido a que quizá no hago más que
importunarla en sus ocupaciones; a esto deberé la pte. en la cual como dije
antes no será más que mi buena voluntad, pues francamente le digo que me ha
sido una tarea dificilísima; esto más me tendrá que abonar ¿verdad?
Luego de esto, voy a pedirle un
favorcito pequeño y es el de que me diga la hora y los días en que puedo
llamarla, en esta forma estimo que sería mejor, ya que así usted no tendría
mayores inconvenientes, ni yo prescindiría de hacerlo por tal temor, a
excepción de no estar presente.
Le diré que he tenido un pesar
grandísimo por no haber podido ir en ninguna de las fiestas señaladas, aun para
hoy tenía viaje y no me fue posible por el motivo de algunas ocupaciones, no
obstante aquí no vivir más que mi persona, pues mi espíritu permanece a su lado
y así
(Hoja 2):
Su imagen me acompaña permanentemente
en mi imaginación, sirviéndome de estímulo en las duras penas de la vida,
haciéndome forjar ilusiones que nunca quisiera ver desmerecidas, por el
contrario quisiera que día por día fueran mayores y más gratas, que tuviesen
una base más sólida en que sustentarse; asunto éste que depende únicamente de
Ud. pero es a quien corresponde alimentar tal ilusión. ¿Será Ud. tan gentil y
tan amable? Si esto coincidiere, yo me sentiría el más feliz de los hombres,
tan orgulloso de Ud. como nadie, visto el conjunto de cualidades tanto en lo
moral como en lo físico, conjunto propio mínimamente de seres como Ud. en
quienes la naturaleza gastó el empeño suficiente, a fin de distarla del ornato
(propio) digno de un ser perpetuo.
En medio de ésta mi cariño y afectuoso saludo.
Daniel
TARJETA
MANUSCRITA
(Sobre):
Señorita
Doña
Lucila Carvajal
Carolina
(Tarjeta):
Daniel
Gil H.
A la simpática y gentil Sta. Lucila
Carvajal, se permite saludarla muy cordialmente y lamenta positivamente su
calamidad doméstica.
Carolina, 10/13/43
TARJETA
CON EL NOMBRE IMPRESO EN LETRA CURSIVA
Daniel
Gil H.
Y
LUEGO MANUSCRITA
Saluda
a Ud. muy atentamente y le desea un feliz año nuevo.
(Sin fecha)
ACRÓSTICO
ESCRITO A MÁQUINA (ortografía ídem)
“ACRÓSTICO COMPUESTO DEL
NOMBRE de Lucila Carvajal Botero.
Luz
de mi alma, que un día ilucionado de
tu amor;
un
momento de esos en que te vi por primera vez,
centí,
un fuego que me despedazaba el corazón;
ique
me atraía hacia ti, reina de todo mi ser.
la
voz de tu bendita boca y de esas
palabras y de esas palabras
al
salir de esos labios purpurinos, esa tierna voz……
Centí
que me atraían como el imán, con un canto misterioso,
alla
en lontananza… o de lo, infinito de los cielos,
reina
de mi corazón, tu serás mi gloria,
vajada
de un manantial, que me ha de dar fuerza
ami
cuerpo, para poderte contemplar a solas;
junto
a mí y poderte decir cuanto te
quiero…
angel
de mi existencia y de mi vida,
luz
de mi porvenir, que as de alumbrar mi
camino
Boy
ha demostrar lo mucho que te quiero,
o,
divina flor, de esos jardines que arrullan el amor….
tierna
rosa, de un rosal; rosado y entre ellas tú.
enrogecida,
como por encanto, y de un color muy fino.
románticos
pétalos…. Que no se han de marchitar
ocon
el tiempo, como Dios lo manda.
Con esta termino estos ensueños quizá para dejarte un
consuelo de mis dias de gozo y
felicidad. Llevaré mi tristeza como un luto en mi pobre corazón….. mi dulce, mi
encanto, si tu supieras cuanto te adoro…. AMOR MIO……”
(La carta está recortada aquí)
RECORTE SIN FECHA DE UN PERIÓDICO NO IDENTIFICADO[1]
DE
UN TIRO DE REVÓLVER SE QUITÓ LA VIDA ANTIER EL SEÑOR DON DANIEL GIL
De un disparo de revólver puso
fin ayer a sus días el señor Daniel Gil, jefe de la estación ferrocarrilera de
Porcecito, puesto que venía desempeñando desde hacía varios meses.
Algunos
detalles
Las informaciones obtenidas en
la inspección de permanencia de esta ciudad, dicen que esta tragedia tuvo lugar
a eso de la una de la madrugada de ayer, en la mencionada estación de la
primera división del Ferrocarril de Antioquia.
Por causa que se ignora, pues
el suicida no revelaba, hasta el jueves pasado, ninguna contrariedad, el señor
Gil se hizo un disparo de revólver, quedando gravemente herido.
Muere
en el hospital
Sin pérdida de tiempo, el jefe
de dicha estación fue trasladado ayer a esta ciudad y recluido en el hospital
San Vicente de Paul, en donde dejó de existir a eso de las nueve de la mañana,
no obstante el cuidado dispensado por los médicos por salvar su vida.
Personas que viven en Porcecito
dan a entender que el señor Gil tomó esta trágica desolución (ídem) de terminar con sus días
posiblemente por algún problema que se presentó últimamente, quizá de carácter
amoroso.
Ruego al Padre Celestial su perdón para don Daniel
Gil, que Dios lo tenga en su Gloria.
[1] Por el hospital mencionado y
la ciudad más cercana a Porcecito, debió tratarse de un diario de Medellín de
mediados de los 40, tal vez EL COLOMBIANO.
NOTA:
Todas estas cartas y documentos, además de otros aún más antiguos, fueron donados por el autor a la Sala Patrimonial Documental de la Biblioteca
de la Universidad Eafit en Medellín, Colombia, para su conservación (Archivo: Flia. Carvajal Botero).
Para saber más sobre los personajes de esta historia y otras recomendamos el libro:
EL TIEMPO DE LOS ROBLES
Vista gratuita del libro: https://read.amazon.com/kp/embed?asin=B06XFPWNGX&preview=newtab&linkCode=kpe&ref_=cm_sw_r_kb_dp_Yue2ybZNC208J
No hay comentarios.:
Publicar un comentario