Las tendencias culturales, especialmente las que se promueven o se gestan desde ciertos grupos ideológicos, políticos o religiosos, tienen la particularidad de que nos llegan de manera camuflada, u ocultas detrás de “viralidades” o campañas. Encontramos hashtags o etiquetas para promover publicaciones en redes sociales sobre ciertos temas. No estar “surfeando” sobre estas olas, significa no estar in, o sea, estar out. Otra forma de decirlo, no estaremos dentro de lo “políticamente correcto”. Muchas de estas tendencias traen una apariencia inocua, incluso, parecen buenas a primera vista. Sin embargo, se nos han vuelto unas dictaduras: La Igualdad (¿sobre qué?), la Inclusión (¿De qué?), la Tolerancia (¿Todo?), etc.
No estar de acuerdo, no sumarse al coro de los influencers y los medios de comunicación, es no estar cool. No es fácil, hay que tener coraje para expresar nuestro disenso y para no participar de los temas de moda. Estamos viviendo la Cultura de la Cancelación, es decir, acallar, bloquear, “mutear”, a aquellas personas que se atreven a opinar distinto. Les ha pasado a muchas personas, no todas son celebridades. La radio, la TV, las organizaciones, las sociedades vetan personas porque consideran que son ofensivas ante la posición oficial. Aristóteles decía que el coraje es el punto medio entre la cobardía y la imprudencia…
Y nosotros, ¿nos atrevemos a que nos “cancelen” defendiendo nuestras convicciones?
Escrito por el Ing. Tony Peñarredonda. Gerente de DISCOS FUENTES S.A. (Medellín, febrero 2 de 2022)