jueves, 17 de julio de 2008

Mil Millones (Cuarta y última entrega)



Mil Millones

(Final)

10

Estado Vaticano, otoño del 2013.

Por primera vez en la historia moderna de la Iglesia Católica, un sencillo presbítero sin faja cardenalicia había sido elegido Papa en un milagroso cónclave celebrado tres meses atrás, el padre Pedro, un carismático y muy popular sacerdote mexicano de humilde procedencia descendiente de mayas, de cuarenta y nueve años, quien adoptó el pontífice nombre de Juan Pablo III.
En un exiguo cónclave, por tanto cardenal fallecido no sustituido, no lograban ponerse de acuerdo sobre quién sería ante los tiempos apocalípticos el sucesor más adecuado del Gran Teólogo, como denominaba la prensa al recién extinto Papa. Una mañana, a los siete días de agotadoras sesiones, en medio de una acalorada discusión, el vitral de uno de los grandes ventanales de la Capilla Sixtina se rompió misteriosamente, asustando a los cardenales quienes buscando con la mirada la causa del estruendo vieron como una paloma blanca se posaba en una mesa cerca a la entrada de la sacristía, donde todos los días ponían los diarios más importantes del mundo y revistas católicas para los conclavistas. Un suspicaz cardenal español se acercó lentamente hasta la paloma, el ave en vez de volar empezó a picotear una revista abierta que tenía bajo sus patas, miraba al impresionado cardenal y volvía a picotear la página; se acercaron otros cardenales, siguió picoteando la misma página y de nuevo los miraba ladeando su cabecita. Todos coincidieron las miradas en la página donde picoteaba: exactamente contra la cara en una foto del polémico padre Pedro, cuyo titular rezaba “La Iglesia debe cambiar de acuerdo a los tiempos, dice el padre Pedro”...

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***FIN***


(Todas la ilustraciones fueron dibujadas por el autor Abel Carvajal)



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viernes, 11 de julio de 2008

Mil Millones (Tercera entrega)




Mil Millones

(Continuación)


6


Charlotte, Carolina del Norte, verano del 2012.

-¡Uf, este calor cada vez está más insoportable! –Dijo Ethan-. Voy por un vaso de agua fría.
-Todo viene del Señor y a Él vuelve. Debemos aceptar de buen gusto su Santa Voluntad –Le amonestó su padre. El adolescente se hizo el desentendido y salió.
El pastor divagaba mientras miraba hacia el horizonte por la ventana de su estudio. No salía del asombro pese a qué sabía que la Profecía se había cumplido: “La Prostituta, Babilonia (la moderna) caerá…”
Su equivocación consistió en el darle una interpretación literal a la antigua sentencia bíblica. Cómo pudo ser tan tonto, se recriminaba.
Aquel día, hacía menos de una semana, en el refugio de la Guardia Nacional, en el que mientras el militar les informaba sobre la guerra en el Oriente Próximo y las amenazas de un actos terroristas, la Gran Manzana, la capital financiera del mundo era desalojada totalmente por la inundación del mar, quedaría insalvablemente sumergida, como Venecia y muchas otras ciudades costeras. Era lo inevitable, la consecuencia por el derretimiento polar.
-Era de esperarse, New York, Manhattan era la “Nueva Babilonia” de la Profecía, en donde estaba el templo mayor del capitalismo salvaje, la ciudad insignia de Occidente, “la Reina que se había prostituido”… Los enemigos de nuestro país, los que nos detestan y los que nos envidian estarán celebrando –pensaba en voz alta-. Pero así es la historia, siempre se ha odiado a la nación dominante o al imperio más poderoso, y siempre cada época ha tenido el suyo. Entre el siglo XX y el XXI el odiado papel le había correspondido a la gran nación fundada por unos puritanos labradores inmigrantes de Inglaterra y del resto de Europa. ¿Quién le seguiría después? ¿Japón? No, ya su momento pasó y carecen de recursos naturales. ¿Europa, cómo si ni siquiera han logrado la unidad total? ¿China? ¿Tal vez, pero tendrá la fuerza y el liderazgo suficiente ante estos días confusos y caóticos? ¿Surgirá un nuevo imperio donde menos se imaginan?... ¿Era Ethan, su hijo, en verdad un elegido por Dios? –Su cabeza le daba vueltas.
-No quiso el coronel creerle a un muchacho de quince años que alegaba haber soñado, justo momentos antes de que lo despertara con su aparición en el refugio, que la bomba no estallaría en Charlotte sino en Las Vegas, Nevada. ¿Y quién creía hoy en día en sueños proféticos? Sólo él y su familia conocían que en el pasado Ethan había predicho por sueños acontecimientos que en efecto sucedían. Como cuando predijo el fallecimiento de su abuela tres días antes de que un rayo la fulminara; o como cuando soñó que una voz le advertía que su hermana no debía dormir en el ático como acostumbraba y, la noche siguiente haciendo ella caso omiso, al bajar hacia el baño rodó por las escalas y se fracturó un brazo. Todos en la familia aprendieron a no dejar pasar por alto sus sueños, pese a que muchos otros no se cumplieron. ¿Entonces, cómo culpar a quienes no creían en él, si hasta el mismo padre a veces dudaba? –sonrió.
Esa mañana, el teniente coronel llegó hasta la casa del reverendo con el rostro descompuesto. Dándose golpes de pecho les comunicó que se arrepentía hondamente de no haber escuchado a Ethan. Afortunadamente el capitán que lo acompañaba ese día si decidió corregir el error de su comandante, y por si acaso, informó a las agencias de inteligencia.
Todo lo soñado por Ethan fue correcto: “Charlotte” no era el objetivo, sino el nombre del hotel en Las Vegas donde se alojaban los terroristas con la bomba. A quienes capturaron. La bomba como no lograban desactivarla la transportaron rápidamente y estallaron en el desierto, lejos de las zonas habitadas.
Trataba de ordenar sus pensamientos. Con todo lo sucedido más la información confidencial suministrada por el militar, tal vez como desagravio o tal vez esperando obtener más predicciones del “Pequeño Profeta” como lo llamó.
-…Una bomba contra Las Vegas y la otra contra New York –le confió que la interceptada por los sudamericanos, no quiso revelarle de qué país, iba dirigida hacia la metrópoli ya devastada por las aguas del mar-. Una, la capital de la codicia, del juego; la otra, la capital de las vanidades, del dinero. “Ciudades del pecado” para los más extremistas o fanáticos de cualquier religión o iglesia, no necesariamente islámica. Pudo haber sido cualquier grupo ultra radical cristiano o secta ortodoxa judía o locos de la Cienciología, o ciertamente los que mal interpretan las enseñanzas de Mahoma. Un puñado de peligrosos chiflados han convertido a los millones de creyentes de una de las grandes religiones del mundo en sospechosos enemigos de Occidente… Cómo me gustaría recordarles que el Profeta Mohamed, inteligentemente o Iluminado por Dios, tomó lo que consideró mejor del judaísmo que aprendió en Medina, después tomó lo mejor de las enseñanzas sobre el cristianismo del monje Sergio, para luego fusionarlo con lo mejor de las tradiciones y creencias del desierto. El judaísmo y el cristianismo eran las raíces, en parte al menos, del islamismo. ¿Quién en su sano juicio querría cortar las raíces de un inmenso árbol para que este creciera más?
-Sin embargo debo aceptar algo –se dijo-: mi país, la mayoría de mis compatriotas, han caído en la más degradante filosofía del materialismo y en un denigrante estilo de vida. El Dinero se ha convertido en un dios no confeso y el Placer en su religión. Esto es nuestra ruina. ¿En dónde quedó la mística, el respeto, la moral, la laboriosidad y la caballerosidad de nuestros padres y abuelos? ¿A dónde ha ido todo esto que caracterizaba a los estadounidenses que convirtieron este grande país en la primera potencia mundial? La esencia de nuestra gran nación se ha corrompido. ¡Qué tristeza!... ¡Oh, todo está claro, Dios mío! Por supuesto, Jerusalén es una y nada más, por eso perduró hasta nuestros tiempos. En cambio “Babilonias” fueron muchas: A la original creo que le siguió el Egipto de los faraones, luego Grecia, después Roma… No recuerdo otras, eh… ¿España? Más reciente el Imperio Británico y para con la Segunda Guerra Mundial surgir los Estados Unidos… ¡Todas han caído, cada época ha tenido su Babilonia y ninguna ha perdurado! Todas cayeron porque la riqueza y el poder corrompen la moral, y cuando la moral se pierde muere el Estado. Sí eso es. Así que esto trata de mostrar la Profecía, no es un final definitivo del mundo sino el fin de un ciclo en la humanidad, que se repite una y otra vez… Quienes creen que el Libro de las Revelaciones profetiza un final absoluto del mundo, que se acabará pronto, se equivocan. Nada más trata de advertir, que acaba un ciclo para comenzar otro y así sucesivamente. Lo que Juan, el autor, quiso en su tiempo advertir: la caída de Roma algún día y que entonces el mundo cambiaría, como en efecto se dio.
-Papá, te traje un vaso de agua fría –irrumpió Ethan. Entrecerrando sus ojos agregó-: ¿Estás bien? Te veo muy pálido.



7

Primavera del 2016.

El factor Rh (Rhesus) en la sangre humana se convirtió en el enemigo mortal de su poseedor. Las primeras víctimas se registraron en el segundo semestre del 2012. Una palidez intensa y morir a las pocas horas o días, era como si se tratara de una acelerada leucemia voraz, algunas personas parecían más resistentes que otras, pero al final quien manifestaba los síntomas moría tarde o temprano. La aparición de más victimas fue exponencial en todo el mundo, no había patrón geográfico ni de clase alguna, murió más del 70% de la población humana del planeta en menos de dos años. Otro 15% aproximadamente, a los que misteriosamente el antígeno en su sangre no se activó resistieron, pero no más de cuatro años. Así se estima que un 85% de la población total desapareció.
Siempre lo mismo: empalidecían y en pocas horas morían. Sin quejidos ni gritos, porque no había dolor físico en parte alguna del cuerpo. Angustia, miedo, sufrimiento y desconsuelo por la pérdida de tantos seres queridos era lo normal, hasta los niños olvidaron reír. Familias enteras fallecieron. Quienes sobrevivían habían perdido a casi todos sus familiares, algunos no resistieron y recurrieron al suicidio. Bebes quedaban sin padre, madre y hermanos. La gente al caminar o al conducir sus autos debía tener cuidado de no pisar los cadáveres tendidos en la calle… En la Historia ni siquiera las pestes de la Edad Media podían compararse con esta hecatombe.
Algo nuevo en el ambiente tal vez debido a tanta radiación, contaminación, destrucción del ozono, demasiado monóxido de carbono, gases emanados de los volcanes, o a lo mejor la suma de todo lo anterior, activaron estos antígenos como una bomba de tiempo para el cuerpo, pues en cuestión de horas la sangre se disolvía, los linfocitos se multiplicaban con extraordinaria rapidez y anormal crecimiento engullendo a sus primos los glóbulos rojos y demás células del flujo sanguíneo. La palidez era la anunciación de una pronta muerte sin dolor.
Una enfermedad hemolítica sin causa o detonante aparente. Increíble inclusive para los científicos y biólogos, era como si por miles de años los humanos cargamos con un “software” secreto de autodestrucción, hasta que llegó el “usuario” con la clave correcta de activación… ¿O acaso, fue la mano de Dios?
Todo sucedió tan rápido que la Ciencia no alcanzó a desarrollar el antídoto o el remedio a tiempo.
En estos días quedan poquísimos humanos vivos con factor Rh positivo, aislados en laboratorios, algunos voluntariamente y otros no tanto. Ni el sol les permiten ver y el aire que respiran es ultra purificado mezclado con oxigeno, pero siguen muriendo.
Inmunes pues los humanos con factor Rh negativo, independiente del tipo de sangre, complexión física, estado de salud, edad, sexo o raza, parecen ser los destinados a continuar la especie.
Einstein, si viviera, tal vez diría que Dios ha jugado a los dados y éstos fueron los ganadores: Mil millones de humanos, quienes ahora poblaban el planeta Tierra.



8

Ultimo día del año 2012.

Muy pocos tienen ánimo para festejar.
El mundo jamás olvidará este fatídico año. Además de las temperaturas extremas registradas en casi todo el planeta, de las sequías e inundaciones; de los monstruosos huracanes y ciclones en el Atlántico, en el Pacífico y en el Indico; del inexplicable gélido invierno y sofocante verano; por no mencionar los fuertes terremotos y las anormales erupciones volcánicas, y del rápido descongelamiento polar que inundó las costas; el Hombre, la especie dizque responsable de La Tierra, en nombre de sus ideas y creencias utilizó su tecnología en contra suya, en contra de todas las especies incluida la propia.
Primero fue el cruce de misiles nucleares en el Medio Oriente, dejando prácticamente inhabitable por años aquellas sagradas tierras. Luego la bomba nuclear que se tuvo que detonar en el desierto del oeste norteamericano. Y hace menos de tres meses, como si la destructividad fuese contagiosa, una guerra fronteriza entre India y Paquistán en la que no vacilaron en utilizar sus armamentos nucleares… Arruinando el subcontinente de la espiritualidad y de la paz, la tierra de Buda y Gandhi. Parece que no sirvieron sus enseñanzas, como no sirvieron las de Jesús y de Mahoma en la Tierra Santa. “Nadie es profeta en su casa”, bien lo advirtió el Maestro de Galilea hace casi dos mil años.



9

Durham, Carolina del Norte, primavera del 2018.

-Gracias Señor del Universo porque me hiciste generoso para compartir lo que se y lo que me enseñaste, lo que tengo y me diste, aunque no lo merezca. Gracias Padre Santo porque me diste sabiduría para iluminar el camino a otros, aunque no tenga la luz suficiente para mí. Gracias Dios Todopoderoso por la iglesia que me diste, aunque la he construido con egoísmo y vanidad. Gracias Creador nuestro por el don de consejo para guiar a quienes me escuchan, aunque muchos de mis consejos no los sigo. Gracias Maestro Divino por mostrarme los errores y equivocaciones que cometo, sin los cuales no aprendería ni evolucionaría. Gracias Dios Maternal por enseñarme la otra Creación y la otra Vida a través del sueño y la Percepción, aunque no entienda bien. Y Gracias Abba por lo que aún no se ni soy consciente –concluyó Ethan su oración, mientras su hermano lo acompañaba también de rodillas frente al crucifijo de la pequeña sala.
Ethan e Isaac fueron los únicos sobrevivientes en su familia, gracias a no llevar el factor Rhesus. Al igual que los demás ciudadanos estadounidenses, siguiendo instrucciones del gobierno estatal, se reagruparon en pequeñas comunidades, en los pueblos mejor dotados con recursos hídricos, alimentarios e higiénicos, como Durham, Greensboro, Fayetteville, Petersburg y otras poblaciones a lo largo del Roanoke.
Los dos hermanos ocuparon una de las cientos de casas abandonadas, en buenas condiciones, de Durham, ciudad recién elegida como capital del Estado, en sustitución de la evacuada Raleigh.
Ethan, quien todavía no cumplía los 21, se había convertido en uno de los líderes más escuchado de las Carolinas y Virginia, gracias a su reconocido don de la profecía y carismática personalidad pese a su natural timidez. Lo llamaban “Pequeño Profeta”.
Cuando su padre falleció en el 2012 tomó su lugar en la iglesia, su fama atrajo miles de feligreses y curiosos. Ante los calamitosos años siguientes, después de la seguida muerte de su madre y su hermana mayor, reorganizó su iglesia a Durham, la que hoy cuenta con un popular canal de televisión gratuita para todos los estados de la costa sureste. Su hermano Isaac, talentoso y muy simpático orador, no sólo lo apoyaba en todos los sentidos sino que hasta le redactaba los famosos sermones y discursos políticos. Pero las ideas, decisiones y órdenes provenían de Ethan.
Ese domingo, el primero de la florida estación, se disponía a dar su homilía desde el gran templo a todos sus televidentes.
-¿Estás seguro? –preguntó vacilante el imberbe Isaac.
-Así debe ser, lo he soñado. Creo que es un mensaje Divino. Además tiene su sentido –respondió suspirando Ethan.
-Pero a los políticos y militares tal vez no les guste.
-Ya veremos...

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(Continuará. Cuarta y última entrega: lunes 21 de julio de 2008.)



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lunes, 7 de julio de 2008

Mil Millones (Segunda entrega)



Mil Millones

(Continuación)


3

Londres, Inglaterra, verano del 2014.

Inauguración de los XXX Juegos Olímpicos, dos años más tarde de la fecha original.
Se habían aplazado abruptamente las olimpiadas del 2012, ante la fatídica guerra en el Medio Oriente y tanta catástrofe ocasionada por la naturaleza. Ahora en un intento por la reconciliación y la paz mundial se celebraría la gran cita deportiva. Pero con menos de la mitad de los atletas esperados.



4

Charlotte, Carolina del Norte, verano del 2012.

Ethan dormía apoyando su cabeza en el regazo de su madre, mientras Isaac y su hermana mayor reposaban junto a su padre, un estudioso pastor bautista de línea conservadora con no pocos feligreses. No necesitaban cobijas, el inaguantable calor en el refugio militar de la Guardia Nacional a duras penas les permitía estar acostados sobre las colchonetas que les suministraron.
Ingresó de improviso al gran salón un fornido oficial con insignias de teniente coronel, escoltado por otros dos oficiales de menor jerarquía.
-Debo informarles –tronó su voz-, que después del cruce de misiles nucleares entre Israel e Irán y Siria, los que borraron del mapa a Teherán, Damasco, Tel Aviv y Jerusalén…
Al escuchar la última ciudad estalló un creciente susurro de incredulidad entre los casi cinco mil ciudadanos que rodeaban al oficial.
-¡Entonces era cierto lo que murmuraban los soldados! –Exclamó el reverendo, dirigiéndose a su esposa que abrazaba a sus hijos -Jerusalén ha sido destruida, se cumplió la profecía escrita…


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5



Addis Abeba, Etiopía, primer día del año 2015.

Los gobiernos provisionales de los países de Eritrea, Djibuti, Somalia, Sudán, República Centroafricana y Etiopía, con el ánimo de proteger a sus diezmadas poblaciones nativas más los refugiados israelíes, palestinos y árabes hoy nacionalizados, han decidido aunar esfuerzos y recursos bajo un único gobierno creando una federación de estados, retomando el nombre de Abisinia, en honor del antiguo imperio que alguna vez prevaleció en África. Bajo un régimen parlamentario laico-militar, suprimiendo la intervención de cualquier religión sea esta musulmana, hebrea o cristiana en los asuntos del Estado o de la Justicia, garantizando así la libertad de credo y además, castigando severamente cualquier tipo de segregación religiosa, racial, sexual, tribal o de tipo nacionalista.
Otros países como Uganda, Ruanda, Burundi, Gabón, Congo, Angola y Namibia han manifestado la intención de adherirse a Abisinia.

La “enfermedad de la sangre”, como se le llama popularmente, ha reducido la población mundial a menos de la cuarta parte de los existentes seis años atrás. Pueblos, ciudades y hasta algunos países han quedado deshabitados. Los gobiernos de todo el orbe, bajo el “estado global de emergencia” decretado por la O.N.U. en sesión permanente en Ginebra, Suiza, han ordenado a sus ejércitos y cuerpos socorristas apilar los cadáveres y enterrarlos en gigantescas fosas comunes o incinerarlos, ante la amenaza de epidemias o pestes.
La mortandad es tal que algunas de las ciudades más populosas del mundo como Beijing, Shanghái, Hong Kong, Yakarta, El Cairo, Los Ángeles, Sao Paolo, y México D.F., se han evacuado por completo, bombardeándolas seguidamente como media de asepsia. Ninguna megaciudad es viable en estos nefastos momentos que vive la Humanidad, ha dictaminado la Cruz Roja Internacional.
En su inicio se creía que la “enfermedad de la sangre” era un virus mutado ante la radiación ocasionada por las bombas nucleares estalladas en el 2012, transmitido como esporas por el viento, ya que poco después de las explosiones, empezó la que se creyó gran pandemia en los cuatro puntos cardinales de manera simultánea. Otros pensaban que era una mutación del supervirus tropical que cuyo brote se detectó en Centroamérica, pero esta hipótesis se descartó cuando este pudo ser controlado hace más de dos años por las misiones de científicos enviados por la O.M.S...

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(Continuará. Tercera entrega: lunes 14 de julio de 2008... ¡Si estamos vivos!)



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viernes, 4 de julio de 2008

Mil Millones (Primera entrega)



Mil Millones

(Novela breve)

Abel Carvajal

©Abel Carvajal, 2008. Derechos de autor reservados. Edición en español para distribución y publicación gratuita. Se autoriza su publicación, copia, edición, impresión y reenvío por cualquier medio solamente en lengua española y sin fines comerciales. Pero queda prohibida su impresión, edición, publicación y distribución en cualquier medio para su venta o comercialización sin previa autorización escrita de su autor, así como las traducciones a otras lenguas. Para información adicional o contacto con el autor entre a: http://es.geocities.com/abelcarvajal o http://mx.geocities.com/abelcarvajal , o entre al blog: http://anacleta-comic.blogspot.com/ o http://librosdeabelcarvajal.blogspot.com/ . Información sobre las otras novelas del autor: http://laespadaesmeralda.es.tl/ o http://elmagodemesopotamia.es.tl/




1



-Después de un mundo construido por la anterior civilización humana y regida por una sociedad dominante llamada “Occidental” más otras que la imitaron, la que finalizó en el año 2012 y cuyo cambio de ciclo se dio durante catorce años, siete años antes y siete años después de aquel año marcado, empezó una diferente civilización humana. Inició un desconocido ciclo para esta parte del Universo, liderado por una nueva humanidad.
Se cumplió el final de aquellos tiempos con las señales advertidas por los avatares. Quienes anunciaron terremotos, huracanes, inundaciones, sequías, olas de calor extremo, epidemias, pestes, virus mortales… en fin, percibieron cómo la Tierra con la fuerza de la naturaleza se defendió del prolongado e infame ataque de los seres humanos. Todo se cumplió. Los humanos se habían multiplicado en exceso y rompieron el delicado equilibrio de la Vida en el Planeta, gestando su destrucción.
Hubo desolación, sufrimiento, hambre, guerras y muerte…
Esa sociedad humana por más de dos mil años había afincado su desarrollo exclusivamente en la Razón, en el Saber, y en sus intolerantes religiones se había justificado ciegamente. Dejando de lado la Percepción. Sin entender que cada Ser del Cosmos debe buscar la unión de su espíritu con el Creador, con el Centro del Universo, con El Todo, con El Uno, con El Padre, con La Madre Divina, con Dios. Como los diferentes profetas y enviados lo nombraban para que lo comprendieran, pues a su vez es El Innombrable. Sin entender que la materia es nada más una extensión de la Creación, que el mundo de las Formas y del Tiempo es apenas una mínima parte del Universo. Como sus iluminados, maestros y chamanes lo trataron de enseñar.
El empoderamiento que otorgaron a la Razón entronizó la mente humana, olvidando que tan sólo era una herramienta para la evolución del Hombre. Se esclavizaron del pensamiento y de su hija: la ciencia. Y esta a su vez como fruto desarrolló la tecnología… esclavizándolos todavía más. Alejándose así de la Percepción y de la verdadera riqueza: el Poder de sus Espíritus. El concepto de “espíritu” de lo dejaron a su mismo razonamiento empequeñeciéndolo, empobreciéndolo, subvalorándolo, encarcelándolo entre los barrotes de sus mentes, de modo que mientras más filosofaban más dejaban de lado sus espíritus, hasta que finalmente lo aislaron en un místico concepto religioso.
Así la Razón gobernó su mundo sometiéndolo al sufrimiento de la materia y del tiempo. Aquella sociedad humana, que se creía civilizada y que llamaban moderna, se desarrolló en función de la transformación de la materia: inventando objetos, transformando la materia en productos y construcciones, mismos objetos que servían para crear otros. De ahí se vieron en la necesidad de crear el trabajo asalariado, de dividirlo, de jerarquizarlo; esclavizaron a otros para que hicieran los trabajos más arduos y difíciles. Más sufrimiento.
La Razón descubrió que la cantidad de bienes materiales marcaba la diferencia, el poseerlos daba poder, mientras más se tenía más poder sobre los que menos tenían. Se creó la riqueza extrema y la mísera pobreza. Y más sufrimiento. Pero también los objetos servían como armas para apropiarse de más bienes, más tierra, más hombres y mujeres. Surgieron las guerras y un sufrimiento todavía más horrible… La ciencia avanzaba, la tecnología más se desarrollaba pero la Historia se repetía una y otra vez, la Humanidad seguía siendo la misma. Todo siguió así por siglos en una carrera autodestructiva cada día más veloz.
Finalmente todo colapsó.
Todo llega a su fin si está bajo el yugo de su majestad el Tiempo. Todo en el mundo terrestre obedece al Tiempo, toda la materia, absolutamente toda es corruptible a su turno.
Otras señales del fin de aquellos tiempos se dieron. “La sin razón”, la llamaré. Unas enormes e inmorales diferencias entre la riqueza y la pobreza. Algunos derrochaban hasta el escándalo en cosas y objetos inútiles a la larga, que en el fondo servían para satisfacer la vanidad y el ego de sus compradores: ropa de diseñadores, joyas, relojes, autos lujosos, yates, obras de arte a precios exageradamente ridículos y cuanto cacharro banal o moda efímera se pudiera inventar. Mientras muchos otros no muy lejos, morían de hambre, de indigencia, de falta de atenciones básicas. En las naciones más ricas se enfermaban y morían por la abundancia, mientras en otras más pobres se moría la gente por lo poco o nada que tenían… “La sin razón”.
El crimen de Caín contra Abel, la metáfora bíblica que enseña que media humanidad mata a la otra, se repitió.
Ahora ustedes, los humanos del Nuevo Ciclo, la Nueva Civilización, deben aprender de los errores de los antepasados. Aunque me pregunto todavía: ¿La Humanidad ha cambiado o sigue siendo la misma pese a todo lo acaecido? –Hizo aquí una pausa mientras tomó un par de sorbos de agua. Los presentes que lo escuchaban atentamente, jóvenes en su mayoría, se miraban entre sí con tristeza, duda y resignación.
“El Pequeño Profeta”, como lo llamaban sus millones de seguidores, era un introvertido cincuentón, esbelto, mediano de estatura, dotado de una melodiosa voz y de hablar pausado, que con su profunda mirada inspiraba confianza y valor. Desde niño, siguiendo los arraigados preceptos cristianos y las prédicas apocalípticas paternas, estuvo convencido de que él vería el Final de los Tiempos.
No se equivocó, si bien todo sucedió de una forma diferente a la que esperaba, al igual que muchos otros.


2



Cuarenta años antes. Charlotte, Carolina del Norte, verano del 2012.


-¡Feliz día de cumpleaños! –Gritaron al unísono sus padres, su hermana mayor y el inquieto Isaac, el hermano menor. Ethan con su característica sonrisa nerviosa trataba de apagar las dos velitas mágicas, una moldeada en forma de número uno y la otra de número cinco. Soplaba y se encendían… de nuevo se encendían, soplaba, una y otra vez.
-¡Uf, ya no puedo… más! –Jadeó.
-¡Oh, ya déjalas que estás escupiendo el ponqué! –Exhortó el risueño Isaac.
Su madre, una bella rubia sureña, tajó y sirvió cuidadosamente el bizcocho recubierto de pasta azucarada que había horneado el día anterior con los escasos ingredientes encontrados en el supermercado cerca de su casa, situada en el más alejado suburbio de clase media de la ciudad. La economía mundial atravesaba una depresión por cuenta de los desastres naturales, de la escasez de alimentos y sus altos costos; la recesión empezó en el 2008 con la subida del precio del petróleo y de las materias primas.
Mientras servía las porciones en cada plato, añoraba los años no tan lejanos de abundancia en su próspero país.
-¡Cómo habían cambiado las condiciones en menos de dos años! Tantos desastres ocasionados por la incontenible fuerza de la naturaleza, lo nunca antes visto: supertornados en el Medio Oeste, mega huracanes desde el Caribe que destruyeron casi todo el sur de los Estados Unidos, el temido gran terremoto de California, el aumento del nivel del mar por el deshielo de los polos que inundó a buen parte de New York y otras ciudades de la Costa Este, oleadas de calor sofocante, inundaciones en los estados del norte… La primera potencia mundial sucumbía ante el único enemigo más poderoso: el calentamiento global. La venganza de La Tierra contra uno de los países que más daño le había ocasionado en la última centuria… Millones de norteamericanos han pagado con sus vidas y muchos más con la pérdida de sus bienes. ¿Cuánto más falta? –se preguntaba mirando a sus hijos preocupada.
Observó a su robusto esposo mientras comía en silencio. Recordó aquellos inolvidables años que pasaron en México y después en Colombia, mientras su esposo estaba en “misión”. Vivir por seis años en América Latina fue una enriquecedora experiencia, había aprendido mucho, en especial sobre la diversidad de costumbres. Sus hijos no sólo ganaron una segunda lengua y amigos, sino también conocimientos sobre otras culturas, sobre lo bueno y lo malo del mundo, sobre lo grande que es el planeta y el equivocado egocentrismo de su país, sobre la familia, sobre la humildad y la sencillez de tanta gente que sabe vivir con poco y parece más feliz. Algo despreciable para el norteamericano promedio pero no para ella, nieta de un inmigrante alemán.
Tal vez no era casual que mientras en América del Norte, Europa y Asia, donde también el calor extremo, inundaciones, ciclones y terremotos arrasaban, los continentes del sur no sufrían tanto. Sudamérica y África, exceptuando unos períodos de fuertes sequías y lluvias que alternaban el protagonismo en el teatro del clima, de uno que otro volcán que eructaba su lava y de las inundaciones por la subida del nivel marino en sus costas, eran los dos continentes menos castigados por la furia de La Tierra.
¿Era justo? Aquellos países del llamado Tercer Mundo eran menos industrializados, pero igual habían contaminado, ensuciado, dañado y destruido el planeta, con sus sobrepobladas y congestionadas ciudades, con las indiscriminadas deforestaciones y mortal destrucción de sus variadas faunas y ricos ecosistemas. No estaban limpios de conciencia, no podían estarlo. Unos cuantos miles eran las víctimas del alterado clima, era una cuenta menor comparada con la que se les cobraba a los países del Norte. No obstante la factura parecía estar llegando, una cuenta en moneda diferente, según las últimas noticias.
Informaban de una pandemia que se extendía desde Centroamérica hasta el sur del Brasil, parecía que un extraño virus tropical que seguramente había mutado estaba fuera de control y cobraba la vida de su huésped en cuestión de días. Su contagio era irremediablemente mortal. Decían que sus victimas se contaban con siete dígitos. Recomendaban no viajar a estos países.
De África, aparte de las hambrunas por las largas sequías poco se informaba. “El continente olvidado”, era vergonzoso que lo llamaran así. Nunca a nadie de otros continentes le importó aquella maravillosa tierra, donde nació la especie humana, según los antropólogos. Hoy en día, en estos difíciles tiempos afectaba aún menos lo que allá pasara, podía morir hasta el último de sus habitantes y el mundo desarrollado apenas si se conmovería.
De repente, unos bruscos golpes en la puerta de la casa la sacaron de sus cavilaciones.
-¡Abran, abran pronto! –gritaba una voz masculina del otro lado.
Isaac corrió hacia la ventana. Impresionado, dijo:
-Son unos soldados.


(Próxima entrega: cuando un lector interesado la solicite en un comentario o envíandome un correo-e)




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Abel Carvajal deja de escribir

 "La aventura de escribir ha terminado para mí en esta vida. Debo seguir por el sendero ancho que la Vida me muestra y prestar atención...